martes, 10 de marzo de 2009

Rabinal está que arde

Luis Carlos Pineda
(Fragmentos)

Rabinal está que arde
Y yo estoy encerrado en
Una universidad nicho
Donde los muertos aprenden
A morir profesionalmente

Rabinal está que arde
Y en la ciudad solamente
Pasa que vuelven cada día
Más vivos en muertos

Rabinal está que arde
Y viciosos, pretenciosos,
Ambiciosos, desordenados,
Nos hundimos en deudas
Y el amor se nos ha enfriado

Rabinal está que arde
Y yo siento que no puedo,
Rabinal arde como tamal de cofradía
Yo me enfrío en la ciudad
Enlatado, programado, asesinado.

Rabinal, Rabinal, quién fuera Rabinal.

(...)

Y yo que pensaba que lo
Nuestro era teatro de verdad
Ellos me mostraron sin mostrarlo
Que lo nuestro era pura vanidad.

Creía que mi cuerpo joven y entrenado
Era inigualable,
Don Pedro me derroto sin derrotarme
Quitándose el frío con un tercio de leña
En su octogenaria espalda y lo certero de su hacha.

Y yo que pensaba que creía entender algo
Don José León sin lección me aleccionaba
Hablando sin hablar del inalcanzable
Secreto de su raza.

Creía haber encontrado la meca
Y la encontré
Solo quiero pinol
Un chisto
Una danza.

(...)

Jobtoj.com, todos los servicios
Digitales y demás.

Librería Rabinal Achí
Todos los libros de texto
Dónde no existe su historia.

Y plagas de antropólogos
Musicólogos, documentalólogos
Y demás pologos posibles.

Cámaras, bum, y grabadora.

Pero no basta.
Hay que estar allí.
Realmente allí, no llevar
El cuerpo pero estar allá
Tan lejos…

Todos asisten, todos están invitados,
Pero pocos pueden entender el tun.

No sirve el audio, el video o registrar las notas.
Hay que sentarse en un tronco o en la tierra
Hay que llevar las manos llenas y sentarse
A la orilla del aura de uno de los tatas

Hacer silencio verdadero
En lugar de sangre tener cusha
- y para los mayores un sellado –
Permanecer sin el lastre del cuaderno
Y escuchar con el cuerpo y la memoria
Y dejar de ver las manos y entonces…

Dejarás de oír el tun.

Porque el tun no es un tronco de hormigo
Hueco con dos lenguas,
Es el médium
Es el canto de la tierra
Es lo eterno de los años.

(...)

Suelten el hueso

Con el perdón de doña Julia
Y de Lucía, con el perdón de
Don Zoel y de Don Leal;
Díganme cuándo han visto
Un indio –como Uds. dicen-
Apuntando el pie.
Cuándo han visto un ritual
En pas de deu
Descuando han amanerado al hombre
Desdecuando le han puesto cachetes
Rojos y cara de imbécil a la mujer.
De dónde sacan la inocencia
Y el estilo, de dónde más que
De su paternalismo su avaricia
Su inconciencia de ladino
Sin identidad, de mestizo
Perdido y sin patria.

Con perdón y sin perdón del
Futuro director de la compañía nacional
De teatro y su amigo burgués y mexicano:
Solo porque un francés se robó un texto
Y en Francia otra vez lo nombraron de
Toda humanidad.
Como si la humanidad lo mereciera.
Como si montar un texto indio
Te hace cool y un poco menos occidental,
Como si no tuvieras voz ni contacto con tu
Vida citadina y cotidiana y te pudres
Sin saber por qué, arrastrándote nomás…

No los odio, de ahí ese perdón,
Ustedes han sido nuestros maestros,
Y por selección natural deben terminar
Dejen pasar pues a los legítimos propietarios,
Dejen de intentar colonizar comunidades.

Dices que quieres llevar arte a la gente.
La verdad es que quieres llegar a un lugar seguro.
A un sueldo permanente.
A una experiencia pasajera.

Amigos folcloristas, sin perdón, se está viviendo una nueva era
Y sus días están ya muy contados.
No es revancha, el tiempo se los mostrará
Nosotros haremos lo que nos corresponda
Y lucharemos para que tengan una
Jubilación decente

(...)

Rabinal está que arde,
En el corazón de la cultura
Se revuelven los celos y la ira.

Racismo, Clasismo y mucho ismo
Mareros, corruptos, saqueadores.

Rabinal arde entre la memoria y la era.

Aquí nada es color de rosa.
Gringo, burgués, no te ilusionés.

Esto no es panajachel
Ni la antigua ni Chichicastenango.
Esto es Guatemala de verdad.

Arde como el fuego eterno
Para bien y para mal
Materia de Nij de Maíz
De boxbol, es Rabinal.

Ardiente como el sol
Del medio día en marzo.
Como el reflejo del cosmos
En el polvo blanco, de los
Árboles dorados, de los
Buenos niños blancos.

Ardiente como la historia
Que no es más que una herida
Palpitante donde convive el
Verdugo y el hijo de la masacre.

Ardiente como los harinazos
De carnaval,
Como la juventud.
Como el semental.

Está que arde…

¡Ejá!